agosto 20, 2009

CANCIÓN DE CUNA

Todo se congeló en el instante en el que él levantaba su mano para intimidarla, para que parase de gritar, para que lo dejara tranquilo. Mientras tanto, ella, entre lágrimas, maldecía el momento en el que la vida los juntó, olvidando de manera inmediata, el amor eterno que le había jurado y toda la felicidad que algún día tuvo a su lado. Y es que con el pasar de los días, el amor había muerto. Fue entonces, cuando su unión se volvió costumbre.

En esos momentos ella deseaba matarlo con sus propias manos, desbaratar su peinado y desfigurar con sus uñas su cara, a fin de hacer coincidir su apariencia física con su alma. Él, por su parte, quería dar vuelta atrás al tiempo y recoger sus palabras, sus esfuerzos, sus detalles, su amor, incluso su odio; anhelaba otra vida, una lejos de ella. Pero se hizo imposible hacer realidad sus fantasías y se olvidó de todo al clavar su mirada en las pupilas del niño asustado que los observaba desde el lado contrario de la habitación.