Hola querido. Te escribo porque ambos sabemos que se me dan mejor las palabras al salir de mis manos en lugar de mi boca. En realidad no sé qué decir y me da un poco de vergüenza cualquier cosa que diga. No así, salir en chores al centro teniendo las piernas algo flácidas. Creo que esto ha ido demasiado rápido y quizás por la velocidad con que empezó, es preciso que termine. Pero quiero que sepas que me niego a permitir que me dejes ir, como dejamos ir a mi trasero. Es más, creo que ya me acostumbré a ese caos que tenemos por hogar, de la misma forma en la que algún día te acostumbrarás a que llame perras a todas tus amigas y defienda a capa y espada la buena fe de mis amigos.
Es curioso, tenía tanto en mente y con una canción de Paulina Rubio que escuché en el camino lo fui olvidando. Pero sabes que esto no debe terminar hasta que no me escuches cantar algo de Mecano a grito herido. No importa que jamás me lleves a bailar champeta, o que no me prestes el internet y me toque venir a robarlo a Burger King y deba consumir cosas que me harán daño. De hecho, no importan muchas cosas.
No sirve de mucho entrar en detalles que los dos conocemos a la perfección. Sólo pensé que no sería mala idea hacer cositas ricas esta noche, por ejemplo el pollo que compré y no tengo ni puta idea de cómo preparar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario