La dulce sensación de lo prohibido. La desesperación con la que solíamos buscar en medio de la oscuridad nuestros labios, nuestros cuerpos, que al juntarse solo querían corresponder y satisfacer el aura de deseo que surgió a nuestro alrededor. La inquietud con la que intentábamos encontrar a ciegas un par de ojos llenos de lujuria y placer. La simpleza del acto en sí.
Luz o su ausencia. Da igual. De todos modos aun rebusco en mi memoria el brillo de tu mirada y tus pupilas dilatadas. Todavía quiero encontrar detrás de mis ojos tu particular forma de ocultar lo ocurrido. A lo mejor quiero revivirlo, porque no soporto haber visto que se desvaneció sin despedida.
ratos sin pasar pos aca...pero me gusto mucho lo q lei.
ResponderEliminarparece q cada cosa q ocurre en la vida es efimera, se va, se pierde sin razon...
sera q aun andas en las nubes???
cuantos no andaran en las mismas nubes??