La última vez que fue vista
estaba en la terraza, fumando un cigarrillo. Fue raro para la vieja Rosa, quien
sintió el ruido y se asomó por la ventana, observarla con la mirada perdida como alardeando un vicio de forma tan espontánea teniendo en cuenta que era época de
toques de queda. ¿Qué carajos podría hacer despierta esa muchachita en ropa de
dormir desafiando a los de los vidrios polarizados? Nunca supieron por qué se
enfrentó así a su muerte, pero se le vio tranquila al momento de recibir el
balazo en la frente. De esa forma, todos creyeron que fue un destino trágico y
que murió feliz, amando a su marido y a sus hijos y que era una lástima total
el final de la joven que a diario tenía una sonrisa para todos en el barrio.
Fue un misterio. Nadie supo que
simplemente así lo había decidido luego de varias noches sin poder dormir y de
ir despreciando lentamente su lado de la cama. A lo mejor ninguno se preguntó
si aquella muchacha de ojos rasgados era feliz junto a la familia que había
formado y fue por eso que no notaron la frustración que a diario aumentaba su
deseo de morir.
Creo que ni el marido sabía. Ahí
se le veía, dando gritos y abrazando con dramatismo el cajón de su amada. La
trataba bien y no había comportamiento
alguno que delatara infidelidades o reacciones violentas. Sólo yo pude notar
que lo único malo en esa familia era la nostalgia que acompañaba a la mujer y
lo mucho que añoraba su cama, pero no la matrimonial, sino esa que con tanto
esmero su madre le compró y a la que deseaba con todas sus fuerzas volver para
ver si algún día descansaba.
Está cayendo la tierra y nadie
sabe que su cansancio se debía al abandono constante de los proyectos que
emprendía. Por boca de ella supe que así pasó cuando intentó aprender a tocar un
instrumento, con el ajedrez, con la pintura y hasta con la escritura. Sólo se
aburría y abandonaba. Ante la incapacidad de hacer lo mismo con las criaturas
que trajo al mundo y el hombre que tanto la había amado en tan poco tiempo y
por el miedo a arder en el infierno por suicida, tal como había aprendido en la
iglesia, se dejó morir a manos de los de la limpieza social.
No puedo evitar imaginarla,
aburrida de estar muerta y buscando la forma de abandonar también ese proyecto
para iniciar otro y seguir con el círculo vicioso que nos trajo a todos al
cementerio a darle el último adiós.
El último párrafo. Me mató.No pun intended though. Tienes talento Elis Fonseca. Tienes talento.
ResponderEliminarQué triste historia, realidad de muchas
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