febrero 26, 2008

LLORANDO CON SPINETTA

Todavía no hallo motivos específicos, son varias estupideces que rompieron mi escudo de felicidad, por más imperturbable que pareciera.

Los gritos de quienes me rodean, por razones valederas, por errores que a diario cometo pero que me cuesta aceptar, porque al fin y al cabo no son pecados. La indecisión de la persona a la que “creo” amar… La impotencia que siento al no tener armas para matar mis miedos. La incomodidad y falta de hábito que sobran ante esta nueva persona que pretendo ser, libre de odios, de dolor, de maldad, toda inocencia, toda paz, toda tranquilidad, toda… tan contraria a mí.

O tal vez, la ausencia de su figura, que ha tantos desvíos me ha llevado. Los golpes pequeños pero hirientes recibidos por mi ego. Mejor aún, lo ridícula y trágica que llego a sentirme mientras mis oídos son deleitados por la voz de “El Flaco”… optimistas poesías musicalizadas que me hacen pensar que hay miles de canciones compuestas para gente como yo, para mí…

Mientras un llanto silencioso moja mis mejillas, trato de sentirme más apaciguada, oyendo su voz y sintiéndome escuchada por él. Definitivamente es reconfortante llorar sobre mi almohada e imaginar que son los brazos de Spinetta que al cantarme al oído me dice que no vale la pena llenarme de angustia, ira o dolor, desatando un oleaje de lágrimas… ¿Para qué? Si a cada cambio de canción me sentiré mejor y podré olvidar el motivo, sea cual fuere, de mis penas.