noviembre 10, 2008

"NUBES"


La dulce sensación de lo prohibido. La desesperación con la que solíamos buscar en medio de la oscuridad nuestros labios, nuestros cuerpos, que al juntarse solo querían corresponder y satisfacer el aura de deseo que surgió a nuestro alrededor. La inquietud con la que intentábamos encontrar a ciegas un par de ojos llenos de lujuria y placer. La simpleza del acto en sí.
Luz o su ausencia. Da igual. De todos modos aun rebusco en mi memoria el brillo de tu mirada y tus pupilas dilatadas. Todavía quiero encontrar detrás de mis ojos tu particular forma de ocultar lo ocurrido. A lo mejor quiero revivirlo, porque no soporto haber visto que se desvaneció sin despedida.

noviembre 04, 2008

VERBO CONJUGADO





"FLOR DE LOTO"

Al parecer, la vida así como obsequia cosas, quita otras. En mi caso, me dio felicidad a cambio de soledad y no se si es bueno ser feliz y no tener con quien compartirlo o, por el contrario, tener mucha gente alrededor que me acompañe en mis pesares y tristezas. Por lo visto, nada es absoluto o bien, no se puede tener todo a la vez. ‘En la soledad de mi cuestión emocional’ me puse a pensar qué era más conveniente y creo que prefiero estar sola, aunque sea temporalmente, pero ser feliz lo más que pueda. Aunque no voy a negar que desechar y excluir a tanta gente de mi vida al comienzo fue raro, pero hubo tantas hojas secas cortadas que lo cogí de costumbre, al punto de deshacerme de personas que podía reciclar. Al final de cuentas, la planta no está fea porque no está llena de hojas secas, pero tampoco es bella porque carece de flores y tiene muy pocas hojas.


Así me encuentro, feliz y sola (¿o sola y feliz?).


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Ahora vienen a mi mente palabras necias de una amiga que, según yo, no se quiere. El asunto es que su último novio la trataba muy mal y el argumento de la susodicha para justificar lo que ella resignada permitía era, nada más y nada menos que EL AMOR. En el caso de otra amiga que se encuentra totalmente cegada, la sujeta prefirió ponerse de malas con sus amistades de toda la vida ya que estas juzgaban y se oponían a la actitud excesivamente celosa y sociópata de su enamorado.


Le he tirado mucha mente a estos dos casos y a muchos otros y, tal vez por eso mis amigas acostumbran a decirme que no tengo sentimientos, que soy alguien que se pasa de espontánea con los hombres sin coger nada en serio (por no decirme zorra)… Definitivamente, me quiero demasiado como para dejar que un hombre me grite, me insulte, me controle, me ponga los cuernos en mis narices o me maltrate psicológica y físicamente. No soy de esas pobres imbéciles que creen que el amor es sufrido y sumiso y por eso perdona patanerías y constantes brotes de lágrimas. Lo digo precisamente porque he sufrido, pero no por tales motivos ya que, hasta el momento los he detectado y en vez de tener esa precaria e ilusa mentalidad de “el va a cambiar porque me quiere y le importo” corto el problema de raíz y, de paso, porque estoy harta de escucharlas llorar, sufrir y decir “ahora si en serio terminamos” para que a los dos días se traguen sus palabras y lo perdonen porque “él me juró que es la última vez que lo hace y que va a cambiar.”


Lo peor del asunto es que una de ellas me dijo que algún día me tragaba mis palabras y ella me pondría la mano en el hombro. Pues, solo tengo algo que decirle a la muy desdichada: TE VAS A QUEDAR CON LAS GANAS DE HACERLO, PORQUE A DIFERENCIA TUYA, YO ME AMO. ¡¡No, mujer!! Yo estoy segura que no voy a permitirlo, porque, en primer lugar si me amo no dejo que me atropellen y, en segundo, si un hombre me ama, no tiene por qué hacer lo que hacen contigo, lo que tú permites que hagan. El asunto es escoger bien o cortar a tiempo. Puede que digas que cuando me enamore cambie de parecer y de actuar, pero se que no será así porque enamorada o no, tengo los pies en la tierra y Eva Marcela (mi ego) no caería tan bajo.

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Esta fracción te la dedico a ti, mi querido amigo estepario, que tan poco me has acompañado en mi desertización, pero que de vez en cuando apareces como un oasis en mi vida.