abril 26, 2013

DISFRAZ

Perder la noche. Recorrer calles desoladas. Buscar una mala hora. 

Perderme en tus manos. Recorrer tu cuello con mi lengua. Buscar desesperadamente el cierre de tu pantalón.

Olvidarlo. Recordarte, desearte, anhelarte.

Desdoblarme. Ignorarte. Retorcerme. 

Abrió la puerta como pudo, dejó un camino de ropa por el pasillo, hasta llegar completamente desnuda a la cama. Se acostó sonriente. Quería dormir cansada y eso haría, justo cuando dejara de revivir la forma en la que le arrebató las fuerzas. Moría por congelar el tiempo o al menos devolverlo para derretirse nuevamente con la perfección de su sexo.

No hubo suficientes espasmos para hacerla entrar en razón. En medio de gemidos, supo que... nada, no supo nada.

Había, por fin alguien, encontrado su punto débil.

abril 25, 2013

MERCED

Pensaba en escribirle algo pero me quedé sin palabras. 

¿Para qué? 

No fue mi excepción, ni yo la suya.

Menos mal.

Saludos a tu amigo.

abril 19, 2013

PUNTADAS

Agradece, querido, que aún existen en mí la decencia y la autocensura. De lo contrario, buscaría la forma de hacerte saber que no me interesa que te preocupes por mí, a menos que sea para conversar mientras me siento en tus piernas y te obligo a olvidar todo lo que está de puertas para afuera. Agradece, extraño, que hay noches en las que no hacen falta palabras incómodas para hacer alusión a lo evidente.

Menos mal que aún no sé hacer invitaciones. Aunque puedo aprender...

abril 17, 2013

DEUDA

Me senté a pensar en mi hermana. Ahí estaba, buscando harapos para lucir descomplicada. Escuchando la  música que le empezó a gustar desde que se juntó con gente interesante. Notificando que saldría por ahí y que no la esperáramos despiertos. Qué lindas se le veían la expresión de dureza en su rostro y su actitud simulando no tener sentimientos. La imaginé. Debía ser el centro de atención a donde iba. Qué tristeza me daba escucharla mentir, pidiendo dinero para fotocopias y repitiendo que estudiaría donde una amiga para parciales. Qué rabia me daba tener que prestarle para las pastillas de día después tan frecuentemente.

¡Qué bruta es mi hermana! Como la odio. Ojalá y se muera de una sobredosis la muy malparida.

abril 14, 2013

REGISTRO

Te escribo porque la arrogancia disfrazada de seguridad con la que afirmaste que terminaría registrando nuestros pecados me motiTE ESCRIBO PORQUE ME DA LA GANA.


Actuamos mal. Nos equivocamos. Disfrutamos del error. ¿Quién dice que fue un error? Quizás sólo fue nuestra naturaleza siendo espontánea, queriendo fusionar nuestras lenguas y confundir nuestras cabelleras. Quisimos ser uno donde hay lugar para cuatro. Es, muchas veces, el sentido de todo. Arriesgar. Arriesgar sabiendo que no tiene por qué haber ganancia. Arriesgar sólo para sentir la adrenalina propia del transgresor. Arriesgar para disfrutar el hervir de la sangre. Arriesgar, a la vista de todos, esperando que nadie se entere; que nadie, salvo tú, note la lujuria que habita en mis ojos. Arriesgar porque sí, porque somos así. Arriesgar porque lo monótono también desgasta. Arriesgar y jugar. Jugar con hipocresía. Sonreír porque no hay de otra. Sonreír para no levantar sospechas. O mejor, disimular. 

Es eso, o no dar la cara. No eres él. No soy ella. 

abril 10, 2013

M

Sé que estás dormida. No planeo llamarte porque no quiero preocuparte. Sé que leerás esto, como todo lo que escribo y terminarás con el credo en la boca. Lo sé. Finalmente de eso se trata ser mamá. ¿Sabes...? En momentos así lo único que me viene a la mente es la persona que más me ha querido y querrá en esta vida y, de paso, la más importante para mí. Tú. Quizás esté haciendo una tragedia de todo esto, pero estoy desesperada. Enfermarme sin ti no es lo mismo. Es horrible. Tanto que me hace extrañar hasta la asquerosa agua de apio que curaba cualquier cosa. Me hace extrañar todo de ti. Me hace querer ser como tú. Me hace estar segura que no podía haberme traído al mundo mejor persona. Te repito, no quiero que te preocupes. Estoy bien. Sé que tengo que ser fuerte como tú. Estaré bien aunque me esté matando la migraña y me haya intoxicado hoy. Estaré bien aunque la gastritis haya decidido aparecer para aportar su cuota. Estaré bien aunque no planee ir a una clínica a esta hora porque no tengo quien me acompañe. Estaré bien, trataré de estarlo aunque no estés aquí para prometerme que mejoraré.

abril 04, 2013

DECLIVE

A mi alrededor se encontraba de todo un poco: la señora con cáncer a la que la quimioterapia le había tumbado hasta las cejas, la embarazada que tuvo sangrado esta mañana, el niño que se reventó jugando fútbol en el colegio, el que fingía migraña para ausentarse del trabajo, dos o tres niños con la virosis. Estaban todos ellos y estaba yo. ¿Qué tenía? Nada. Nada que fuesen a considerar de importancia los médicos. Lo que yo tenía iba más allá de las dolencias físicas. Tenía una cosa toda rara que me había quitado el apetito durante varios días y me hacía caminar como por inercia. Tenía ese mal que hace llorar por todo y por nada y que ni la música podía remediar. Tenía un montón de vacíos y sabía, perfectamente, que por eso no incapacitaban. Los médicos no entenderían, menos aún si no lucía estresada. Un poco perturbada, tal vez, pero todo en mí indicaba que lo que tenía era pereza.

Entré. Simulé lo de siempre. Me volvieron a creer. Dos días y una endoscopia cuanto antes porque "esa gastritis que tú tienes ya se está volviendo grave, ¿no te la estás cuidando? ¿Si te estás alimentando bien?" Mismas respuestas. Mismas recetas. Todo igual. ¿Para qué? Para descansar.

Ya en casa y satisfecha con el resultado empecé a dar vueltas en la cama. ¿Qué me tenía tan cansada? Estaba cansada de mí misma y estar sola era la peor forma de enfrentarlo. Abrí el correo. Cerré el correo. Me aburrí y dí más vueltas. 

Recordé que las tijeras estaban debajo del sofá.

abril 01, 2013

MOCIÓN (ii)

Te escribo porque hay días en los que la imperfección se mezcla con desesperación y no deja más remedio que buscar una forma de sustituir las ganas de hablar. Te escribo porque esta noche es inútil que hablemos. Quizás mañana también lo sea. Y el otro día. Y así. 

Me gustaría decirte que el único motivo por el que mis celos se convierten en histeria lo descubrí esta mañana, cuando desperté a tu lado y decidí que nadie más podría tener el privilegio de apreciar tu perfección matinal. Pero mentiría. Ese es sólo uno de los tantos. Aunque, pensándolo bien, ninguna razón tiene validez si tenemos en cuenta que te he descubierto diciéndome que me amas sin necesidad de ser visto, con la sinceridad de quien no tiene que demostrarle nada a nadie. 

En otro momento, habría culpado a mis hormonas, pero ambos sabemos que esa no es la causa. De hecho, es una pérdida de tiempo buscar la forma de justificar mis errores. Simplemente, volvió a ocurrir y ya. No te puedo prometer últimas veces y ya me cansé de decirte cuánto lamento hacerte daño. 

Esta vez sólo voy a decirte que mis sábanas, mi mal genio y yo esperaremos por ti las noches que sean necesarias para dejarnos apaciguar por la dulzura de tu mirada.

Doy pena. Lo sé.