diciembre 20, 2012

ESPERA (IV)

Continuaría contándoles lo mágico que fue todo entre Gustavo y Diana, pero la verdad no tengo ganas. No tengo ganas de darle fin a la historia, ni en el blog, ni fuera de él. Supongo que esto anterior contentará a los que insisten en que la historia es 100% real. Me quedé corta, pero no esta vez como el personaje cada vez que se topaba con la sonrisa de Gustavo. Simplemente, me quedé corta de palabras que alcancen a describir cómo ha sido todo. 



Creo que es justo que abandone esto por un tiempo, deje de concebir como post cualquier idea y ocupe mi mente con lo mismo que invadió mi corazón: ÉL. Sí. Ya sé. Soy cursi a morir. En fin. Gracias por leerme, por pedir posts, por identificarse y por inspirarme. 

Y a Gabriel... gracias por aparecer.

¿Cómo carajos comenzó esto?



diciembre 18, 2012

ESPERA (III)

Quedé con Esteban para tomar algo. Y, aunque días atrás hubiese hecho cualquier cosa por lograr salir con él, ahora no había nada distinto a Gustavo en mi cabeza.

Esteban era mi traga más reciente. Se supone que era la persona con la que quería estar y otras cosas que olvidé desde el primer día que vi a Gustavo.

—Llegaré un poco tarde esta noche— No quise justifcar mi impuntualidad, porque realmente quería salir con mis amigas a despejar la cabeza.
—Pero contamos contigo. No puedes quedarnos mal.— Contestó Astrid algo desconfiada.

Lo cierto es que sólo iba a salir con Esteban para ver si de esa forma se disipaba un poco, o mucho, mi fijación con Gustavo. Esa tarde, llegué al punto de inyectar ideas con el fin de autoengañarme y convencerme de lo buen partido que era Esteban y que, seguramente, podría tener algo con él.

Nuevamente, mi diálogo interno fue interrumpido. Gustavo y su sonrisa se atravesaron por mi camino para hacerme olvidar por un momento mis planes.

"Debe lucir igual de perfecto sin ropa." Me sonrojé con mis propios pensamientos justo para descubrirlo reparándome el cuerpo. En ese momento, no sabía si alegrarme o sentirme sucia y morboseada. Aunque lo segundo era una reacción bastante cínica teniendo en cuenta que llevaba noches pensando en chupársela hasta el cansancio.

Y ahí estaba atontada con mis perversiones cuando el teléfono me trajo de vuelta. Esteban quería confirmar. Le dije que sí, cuando el único sitio en el que quería estar era en la huesuda anatomía de Gustavo.

Confiada en la infalible idea de salir con Esteban volví a mis labores. En una de las tantas 'pausas activas' que atrevidamente me concedo decidí caminar por el pasillo. Ahí estaba. 

<<¿Cómo putas se las arregla para estar siempre en los sitios que recorro?>> Y fue ahí cuando casi por impulso me acerqué a él con la excusa más estúpida jamás vista:

—Oye, me gusta tu tatuaje. ¿Hace cuánto lo tienes?
—Dos años.
—Ah bueno. Era eso lo que quería decirte.—¡Noooooo! No era sólo eso. Me lo quería comer a besos.—Chao.

Esa era yo. Ridícula, torpe y evidente. Casi muero de la vergüenza cuando la puerta se atrancó y tardé un poco más de lo esperado en escapar del desastre que acababa de hacer.

—Diana, ¿qué harás hoy?
—Ehhh... NADA.

Continúa...

¿Cómo carajos comenzó esto?


diciembre 16, 2012

ESPERA (II)

—Voltea disimuladamente. ¡Es él!—Dijo Sandra algo emocionada—¡Bruta! Disimuladamente. Ahora se va a dar cuenta que estamos hablando de él.
—¡Ay! Me gusta.— Me quedé corta. 

Estuve en silencio mientras recordaba lo mucho que lo había detallado días atrás y que, definitivamente, me había gustado, pero no con la misma intensidad. Nuevamente, ahí estaba, mirándome de reojo y dejando escapar una leve sonrisa que no pude soportar y convertí en la excusa perfecta para escaparme a fumar.

La siguiente semana sirvió como evidencia para demostrar que nunca se es lo suficientemente mayor para actuar de forma ridícula. Esa fue mi conclusión tras encontrarme desordenando el closet todos los días y midiéndome la ropa una y otra vez. 

—Su mirada lo amerita...
—No hace falta que te justifiques, pero hoy te pasaste. Es demasiado obvio que te esmeras por llamar su atención.—Afirmó Sandra en tono jocoso.
—Ni falta que hace. Se le ve atontado. Punto para ti.—Astrid.

Sin reparo y casi por instinto me apresuré a voltear para toparme con una sonrisa tan descarada que parecía una invitación a desnudarlo.

—Gustavo.
—¿Quién es Gustavo, Sandra?
—El tuyo.

Volví a derretirme. Amaba su nombre. Ya quería gritarlo entre gemidos, para decirle buenos días, buenas noches o cualquier otra cosa, como un "te amo" a largo plazo. Entre una idea y otra se me fue el tiempo y, sin una dosis suficiente de Gustavo, me resigné a retomar labores.

—Calma.—Dijo Astrid mientras robaba un cigarrillo de mi caja—. Quizás no es tan lindo. Cuando lo conozcas podrías darte cuenta que no es lo que quieres, o decepcionarte de él...
—O él de mí.

Durante esa tarde no se tocó más el tema e intenté concentrarme en el trabajo enterrando mi cabezota en la pantalla.

<<¿Y si tiene novia? ¡Mierda!>>

Continúa...

¿Cómo carajos comenzó esto?

diciembre 13, 2012

ESPERA (I)


Aunque fingí indiferencia la primera vez que descubrí a Gustavo mirándome, lo cierto es que por dentro moría de la emoción. Creo que fue inmediata la acción de imaginar sus manos desabrochar mi blusa y hasta alcancé a ver el contraste del tatuaje que ocupaba su antebrazo izquierdo con mis pijamas. Era muy absurdo porque para ese entonces ni su nombre conocía y aún así, sentía que no había poder humano que me hiciera dudar de mis ganas de estar con él.

Quién sabe… Quizás uno de estos sea el hombre de mi vida—. Le dije a Astrid mientras escaneaba el entorno—Aunque queda claro que yo aquí vine a trabajar y no a buscar novio.
No finjas—Fue lo único que dijo mientras lanzaba una mirada de comprensión y complicidad.

Astrid era una de las dos amigas que había hecho en el trabajo. Constantemente hacía comentarios fuera de lugar y se reía de mis ocurrencias y estaba muy enamorada de su novio.

Olvidé decirte
¡¿Qué?! —Me apresuré a decirle como quien sabe que recibirá una noticia agradable.
Ayer, cuando iba de salida, uno de los de aquí me preguntó tu nombre.
¿Quién? ¿Cómo? ¿Qué dijo?
A ese sí te lo apruebo. Flaco, estatura media, cabello oscuro y tatuaje en el brazo.
¿Qué tiene tatuado? —En ese momento ya estaba convencida de algo: Me iba a gustar.
No sé. Una cosa toda rara.
Tengo que saber quién es.
Yo te lo muestro. Voy a estar pendiente. Pero me gusta, se nota que no es tan lanzado y, además, tiene una sonrisa como para darle tres hijos.

En ese momento, supongo que la frustración de no poder resolver mi duda de inmediato me obligó a apartarme un rato para fumar un cigarrillo que terminaron siendo dos. Todo esto para que al volver Sandra respaldara la opinión de Astrid afirmando que estaba hecho justo para mí.

Fue complicado concentrarme esa tarde. Estuve imaginando el físico de mi pretendiente anónimo. A todas estas, ¿qué tal si no era pretendiente? ¿Y si sólo quería saber mi nombre porque alguien más le pidió que averiguara? Moría de curiosidad y lo único que de vez en cuando me distraía era el hecho de estar coqueteando con otro compañero al que SÍ le conocía la cara.

Continúa...