abril 12, 2014

ESPEJISMO

Abría un poco los ojos para que no se notaran las lágrimas que estaban a punto de caer. Cabizbaja, pensaba que quizás se hubiese equivocado. Mientras él se aferraba a su brazo para no tropezar y balbuceaba palabras imposibles de entender, ella se aferraba a la creciente ilusión  con ese que tanto la hacía sonreír. A fin de cuentas, resultaba más placentero imaginar sus cuerpos fundirse en un juego sin fin que lidiar con el beodo con el que había decidido pasar el resto de su vida.

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