octubre 07, 2010

ULTIMÁTUM

Estaba aburrido de lidiar con problemas ajenos. A diario, se despertaba decidido a darle fin al círculo vicioso en el que se encontraba gracias a los constantes berrinches de su mujer. No era para menos, estaba cansado de los desvelos por asuntos que lo alejaban cada vez más de la vida que había planeado para sí mismo.

Con las palabras fríamente calculadas, se dirigió a su destino y nuevamente la encontró llorando. Así era imposible dejarla. "¿Qué más da? Mañana será otro día." Pensó. Y se fue a dormir una noche más arropado por la intranquilidad de restarle otro día de libertad a su existencia.

1 comentario:

  1. Que cotidina prisión has descrito.
    Deberiamos preguntarnos hasta donde es posible postergar nuestros sueños por el hecho de que otro pueda llorar o estar en contra de lo que queremos.
    Saludos!

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