marzo 07, 2011

PORCELANA




Era inútil ser una rareza. En una vitrina, aburrida esperaba que alguien decidiera comprarla, pero cualquier mueca o movimiento eran en vano, todos querían pagar un menor precio por ejemplares más comunes. Entre telarañas, soñaba con el día en que alguna persona se apiadara de su soledad y con uno de esos papeles coloridos decidiera llevarla consigo. Llegó el día. Con una sonrisa dibujada, iba de la mano de un hombre alto, algo delgado y de cabello negro. No cabía de la emoción, era tal como lo había imaginado. La vida en su nuevo hogar fue mágica desde el primer día, pero pronto, los defectos de fábrica aburrieron a su salvador, quién terminó por desecharla y olvidar por completo las tardes de té en el jardín a su lado. Como dije, era inútil ser una rareza.

5 comentarios:

  1. tenemos el alma y el corazon de porcelana, no todos saben del cuidado de este material tan fragil y precioso. el q no sabe amar el todo, no debe amar...

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  2. Quizás la porcela no merece estar en cualquier mano. Aveces, no hay que desesperar... esperar siempre es bueno, cuando se tiene la sospecha de lo que vendrá. Cuando se cree que será mejor.

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  3. Tu relato me evocó el inicio de sobre Héroes y Tumbas de Ernesto Sábato, la soledad de tu muñeca se me asemeja a la soledad de Martín consumido en su melancolía en un parque de Buenos Aires, escuchando el gorjeo de los pájaros al caer la noche, esperando una compañía que lo redima, la cual al final no lo salva.

    tal vez, se trate de la soledad de todos, tal vez por ello nos cautiva y desgarra.

    Saludos, que buen blog!

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  4. Victoria, gracias por tu visita y, por supuesto, por tu comentario... ;D

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