diciembre 17, 2011

AUTORRETRATO (ii)*

Simuló cerrar la puerta que daba acceso a su cosmos. El orgullo le impedía dejarse ver irreconocible y magullada. Si bien, era extraña, pero no de ese modo, sino del modo agradable. Dejó entreabierta la cerradura, por si algún día, su composición le demandaba compañía; añoranza que el temor se empeñaba en ocultar pero que su cuerpo -más bien su alma- pedía a gritos. No era justo desaprovechar la perfección de la lluvia, de la luna, de las calles, atravesándolas solitaria, cuando moría de ganas de profanar cuanto rincón de su ciudad estuviese abierto al público. Días antes del final, encontró en su imaginación la única forma de calmar sus ansias sin exponerse nuevamente a dejarse enredar por sus demonios.
*Ocho meses después...

1 comentario:

  1. Alquilar una coraza que nos aisle del mundo, muchas veces, no soluciona nada. Es como p´retender, que las cosas pasaran el día que por fin, necesitemos nuevamente ser libre -¿libre de quien?- De nuestros porpios miedos y de nuestro orgullo. ¿Y qué hay más allá de las pinceladas que crearon este autorretrato?

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