Mientras se vestía, recordaba los motivos por los que había emprendido su viaje. Con tan sólo cuatro meses de casada, su esposo le había pedido el divorcio porque no soportaba más sus ataques de histeria a la hora de... en realidad a la hora de cualquier cosa. Sabía que necesitaba ayuda. Sin embargo, optó por huir un par de días y darle tiempo y espacio con la esperanza de regresar y encontrarlo más flexible.
Fueron de ensueño sus pequeñas vacaciones en su ciudad de origen. Revivió alegrías, visitó familiares, compartió con amigos y recordó cómo era todo antes de él. Dudó. Quiso empezar de ceros volviendo a casa con el rabo entre las patas pero el deseo latente de reconquistar a su marido le hicieron desistir de su segunda alternativa.
Ese día no había amanecido bien de salud. Esto no fue motivo para aplazar su regreso. Recogió lo poco que había llevado e, incluso, compró lencería pensando que salir de la rutina podía salvar su hogar.
...
Llegó a la casa antes que él. Decidió esperarlo en la terraza, como para acentuar sus ganas de otra oportunidad. No podía creerse lo mucho que lo extrañaba y lo que tuvo que ocurrir para que concluyera que no podía vivir sin él. A las 8:45 divisó a una calle la figura del hombre que tanto amaba. Ahí venía él, agarrado de la mano de otra mujer.
Sad but true…
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