octubre 06, 2013

NUDOS


Hay familias fotogénicas. Esas que se ven bien juntas y dejan los trapos sucios detrás de cámaras.

Hay otras bulliciosas. Como mis antiguos vecinos que, por más que den de qué hablar, siempre andan unidos y disfrutan las peleas, siempre y cuando sea con otra gente del barrio.

Las hay también desnutridas. Esas que se creen fuertes y se desarman por la intervención de alguien que ni siquiera porta el apellido.

Hay familias karaoke. Les gusta cantar la tabla a todos y descuidan los problemas propios.

Hay familias con bastardos y hay bastardos con suerte. Esos cuyo padre, contrario a sus costumbres con los legítimos, decide asistir al parto y ser el primero en cargarlos.

Hay familias psicorrígidas. Como esas que rechazan a los hijos porque llevan más de 10 semestres estudiando la misma carrera.

Existen las de crianza. Adoptan ciertos títulos pero sólo cuando les conviene.

Hay familias pequeñas. La madre y el hijo, que se las arreglan como pueden.

Hay algunas que para conformarse tuvieron que tumbar un edificio viejo. Esas son demoledoras.

Casi olvido las tradicionales. Esas que, tarde o temprano, terminan engendrando a  un hijo diferente y se hacen expertas en poner el grito en el cielo.

Familias hay para todos los gustos. Incluso, hay personas que comparten casa y apellidos, pero están tan vueltas mierda que más familia es la marca de papel higiénico.


No sé. La gente es muy rara.

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