noviembre 18, 2016

TRASCENDENCIA

Estando en uno de sus peores días, lo encontró. Creyó conocerlo de toda la vida y por un segundo asumió que era producto de su imaginación. 

Quiso palparlo, saber si era tan real como los latidos que causaba, pero el peso de su fantasía le reposaba sobre los brazos. Obligada a contemplarlo únicamente, sonrió y se dejó llevar.

Abandonando su anatomía, observó cómo yacía sonriente en aquella habitación. Después de tanto tiempo por fin descansaba y no hacía más que soñar con él.

Una vez pasado el efecto, volvió a su cuerpo anhelando tenerlo a su lado al despertar y, de cierto modo, así fue... Agarró el teléfono y dio el primer paso.

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