abril 23, 2010

ALEVOSA

Tragó en seco, cerró los ojos y rezó para no caer esa noche. Nunca tuvo razones consistentes para seguir buscándola, pero tampoco para dejar de hacerlo. Sin embargo, ese día estaba decidido: cortaría todo vínculo con aquella vil mujer que por años había jugado con él. Dudó. Siempre decía lo mismo, pero esta vez estaba seguro de no querer buscarla más.

Llegó al lugar acordado. Ahí estaba, tan puntual como siempre, entretenida con una boquilla y fingiendo distracción. Al verla de cerca, no pudo evitar desvíar su mirada al profundo escote que dejaba entrever la perfección de sus senos. Fue intencional. La malvada mujer presintió que su diversión estaba por terminar y planeó minuciosamente un contragolpe que prolongara su aventura...

Horas después, el remordimiento era ahogado por los incandescentes recuerdos del memorable encuentro. Por fin había comprendido que nada podía hacer para resistirse a los encantos de aquella filántropa que incansablemente cumplía al pie de la letra su sinfín de fantasías...

No hay comentarios:

Publicar un comentario