junio 16, 2012

UNO


La modorra se apoderó de sus huesos. De ser una mujer enérgica y alocada pasó, sin avisar, a ser un lastre. Dormía tanto que todos pensamos que estaba tomando algo. Notamos que en su habitación se respiraba pereza y que, tal vez por eso, sólo salía de su encierro para lo estrictamente necesario. Hace 3 semanas contamos los minutos que se dejó ver durante el día. Fueron 28. ¡28 minutos de 24 horas! A veces bromeábamos con la llegada del día en que el colchón se tragaría su diminuto cuerpo para ser uno. 

Y al parecer así fue. 

-Llevamos varios días buscándote sin dar con tu paradero. Está todo en perfecto orden, pero faltas tú. Lo realmente extraño es que anoche, mientras pensaba dónde podías estar, me acosté en tu cama y escuché como dejaste escapar un suspiro prolongado mientras acomodaba la almohada. No dije nada. Hoy me limito a buscarte, pero con la cabeza libre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario