octubre 11, 2012

EN PUNTO

A Cindy, gracias. 


Justo hoy había tomado la decisión de no escribir por un tiempo porque creí que, aparte de  él, no encontraría tema distinto. Y, de repente, aparece esta compañera de colegio -justo la que siempre ha estado pendiente de mis cuentos- a recordarme muchas cosas. Me habla de la profesora ojos claros y de su increíble capacidad de recordar a tantas estudiantes que pasaron por su aula. Estoy impresionada. Una estampida de gente que hay para recordar y aquí estoy yo, pensándole. Tanta gente relevante y aquí estoy yo, dándome mala vida por un ave de paso. Sorprendente. Estoy sumamente jodida. Tanto que hace un rato me descubrí escondida, comiendo azúcar para endulzarme un poco y olvidar el sabor de sus besos. Recordé más. Pero esta vez, pude sentir el fastidio de la tiza en mis manos y la ansiedad propia que a la una menos diez dejaba entrever que el mantel que usábamos por falda, estaba de más.

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