octubre 04, 2012

CLANDESTINO



Todas las tardes preparaba café para esperar la aparición de ese personaje misterioso que tanto la hacía sonreír con conversaciones normales y libres del misticismo falaz que algunos empleaban para impresionarla. Esta no era su realidad y lejos estaba de tomarse en serio cualquier palabra extraída del remitente incógnito con el que debatía mientras su indiferencia se ahogaba en el tedioso spam que algunos sugerían. Aún así, se descubrió haciendo combinaciones bobas con las iniciales de su nombre de usuario mientras descubría que la cafeína, sin sus mensajes, no quitaba el sueño. 

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