agosto 18, 2012

CÓNCAVO

Lentamente pasa la magia. Es momento de enamorarme de tu parte humana, de aquello que, seguramente, ahuyentó a otras. De lo que me toca pensar mientras te extraño. De lo que impide que se me joda la mente con ideas absurdas. La verdad, tengo ganas de huir, de volver a mi estado natural. A lo mejor sea miedo de pensar que tarde o temprano nos vamos a hacer daño y que, posiblemente, contigo también seré un desastre. Deberías irte. No te reprocharé. Después de todo no soy tan perfecta como te hice creer mientras me quitaba la ropa. Soy igual que otras y no tengo nada extraordinario, salvo la habilidad de hacerte olvidar mis cagadas abriendo las piernas. Eso no sirve de mucho. De hecho, te puedes aburrir. Te repito, no te culparía. En fin, olvida toda la mierda que acabo de decir y retomemos. No me conformo con dos.

1 comentario:

  1. Esa sensación que odiamos con la vida y que llega en el momento justo: "Conciencia"
    Sabes que allá está el suelo esperando por ti, rogando que sea de cabeza o de pecho, y así pueda aniquilarte como siempre ha querido, claro, es su deporte favorito.
    Nunca he entendido el por qué la ignorancia de nosotros, los que alguna vez tuvimos alas, {pues para volar, debemos tenerlas} y no las supimos usar. ¿Sabías que también sirven para los aterrizajes? ¿Sabías que puedes creerte una paloma y cagarte el suelo y decir: Gané?
    En fin.
    Aterriza lentamente y con los pies templados, el suelo te odiará y podrás volar cuando quieras, como quieras sin temor alguno... Hasta que se desgasten.

    Perdón, soy una romántica empedernida.

    ResponderEliminar