agosto 08, 2012

ESCARMIENTO

Debo admitirlo. Estoy obsesionada con el movimiento de tus caderas mientras me miras a los ojos y me haces tuya. No he pensado en más nada desde la última vez. No es sano que siga recordando. Quiero nuevos escenarios, nuevas posiciones, nuevos mordiscos, nuevos orgasmos. Te quiero a ti y todo lo que incluya tenerte. Quiero bloquearte con mis piernas mientras nos robamos sonrisas. O mejor, quiero volverte loco al ritmo de mi voz entrecortada gimiendo tu nombre. Lléname. Átame. Maltrátame. Átame. Puedes hacer cualquier cosa que prolongue mi felicidad en tu piel. O puedes no hacerla, pero deberías. Simplemente deberías...verme.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Hoy leí algo super bacano. Imagina que la sensualidad de una mujer se redujera al lóbulo de su oreja; solo a esa parte, suave, delicada, pequeña. Y que a partir de las sensación que se produzca en ese efecto de acercarse al lóbulo, surja una fijación absoluta por buscar a esa mujer en otras.

    ResponderEliminar