abril 14, 2013

REGISTRO

Te escribo porque la arrogancia disfrazada de seguridad con la que afirmaste que terminaría registrando nuestros pecados me motiTE ESCRIBO PORQUE ME DA LA GANA.


Actuamos mal. Nos equivocamos. Disfrutamos del error. ¿Quién dice que fue un error? Quizás sólo fue nuestra naturaleza siendo espontánea, queriendo fusionar nuestras lenguas y confundir nuestras cabelleras. Quisimos ser uno donde hay lugar para cuatro. Es, muchas veces, el sentido de todo. Arriesgar. Arriesgar sabiendo que no tiene por qué haber ganancia. Arriesgar sólo para sentir la adrenalina propia del transgresor. Arriesgar para disfrutar el hervir de la sangre. Arriesgar, a la vista de todos, esperando que nadie se entere; que nadie, salvo tú, note la lujuria que habita en mis ojos. Arriesgar porque sí, porque somos así. Arriesgar porque lo monótono también desgasta. Arriesgar y jugar. Jugar con hipocresía. Sonreír porque no hay de otra. Sonreír para no levantar sospechas. O mejor, disimular. 

Es eso, o no dar la cara. No eres él. No soy ella. 

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